VICTIMARIO
A veces la sinrazón va mutilando lo perfecto,
la victima; Es
esa ambigüedad gris y resignada.
Se busca, con ahínco de druida,
paisajes de sol
en la espiral
de una pesadilla de muecas repetidas.
Se deshace
toda piedra en un mundo sin pretérito,
en el cual, la ausencia, es la
viuda de los recuerdos.
El hombre,
hecho a sí mismo, no quiere floresta,
sólo pregones de carnes nuevas y
zalemas serviles.
Grandes y tumultuosas ciudades:
Bellos desiertos,
con pasarelas para siluetas con
antifaz de mariposa.
No hay saliva en los labios, sin
una gota de acíbar,
ni en los ojos
piedad, ante un tenebrario de ruegos.
No ser nada en todas partes, es caro esnobismo,
como lo es, lo homofóbico, en sus
lúbricos vórtices.
Todos deberíamos tener nuestro
propio Tiberiades
para poder creer sin necesidad de
barca ni de redes.
Cipreses de
cemento, van buscando Cielos blancos,
hay muchos llantos vertidos para viejas
gárgolas.
El noble lego, ve signos en las
palomas de Dodona,
las mismas,
que soles de arena van desangrando.
Arrostraré toda culpa y eximiré
de ella al aedo,
por no recitarme romances donde
desnuda su penas.
Se necesitará viva
llama cuando el humano dolor
muerda en el
silencio, la voz de un mundo roto…
Querido Manuel, he leído tu blog y me parece muy interesante. Como siempre, tu poesía refleja, de alguna manera, el alma de quien la construye, tu alma, tu vida y tu sensibilidad ante los avatares del devenir íntimo. Sigue tu senda, no cambies de rumbo, pues seguro que se trata de un rumbo cierto. Un fuerte abrazo, amigo.
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